martes, 1 de noviembre de 2016

AC MÁLAGA PALACIO (MÁLAGA)

AC MALAGA PALACIO (****)
Cortina del Muelle 1
29015 Málaga

Habitación: 708
Fecha de entrada: 15/09/2016
Tarifa:

Situado justo entre la Estación Marítima y la Catedral, en el mismo corazón de la ciudad. Un edificio de 12 plantas en uno de los chaflanes más clásicos y famosos de la ciudad, no en vano acaba de cumplir 50 años como establecimiento hotelero. El acceso es transporte público no presenta inconvenientes, aunque llegar hasta la puerta implica atravesar algunas zonas de acceso restringido. Amplias avenidas y calles lo circundan, siendo una de ellas peatonal. 

En el vértice del chaflán y tras un par de escaleras accedemos al recibidor tras unas puertas de cristal que nos abre amablemente un empleado. Unas pocas escaleras más y nos encontramos con el mostrador de recepción a la izquierda, y el mostrador de la consejería a la derecha. De frente, un largo pasillo conduce a los ascensores y a una zona de estar amplia y moderna con sofás, butacas y mesas para la tertulia y el descanso, todo ello separado por cortinas metálicas. El ambiente es un poco bullicioso, ya que la terraza mirador de la última planta congrega a muchos curiosos que pueden acceder por un ascensor directo hasta la planta 13.

El mostrador de recepción, en madera negra, dispone de tres puestos de trabajo. A un lado una enorme maqueta en acero cortén conmemora los 50 años del hotel. Al otro lado una puerta donde se guardan los equipajes. Tras el mostrador nos atienden rápida y amablemente dos jóvenes recepcionistas. Enseguida encuentran nuestra reserva y sin más nos entregan la llave de la habitación y el código del wifi. Nos indica que al ser Marriott Gold nos ha ofrecido, por el mismo precio, una bonita suite, y nos desea que estemos a gusto. Rapidísimo y eficaz, que es tarde, y debemos mostrar en la cara que andamos cansados.

Tres escaleras más hacia el pasillo central y encontramos tres ascensores. Los maneja un simpático ascensorista. Hay que elegir el piso antes de entrar en el ascensor, y la pantalla domótica nos indica el ascensor que debemos coger. Como la mayoría de estos sistemas no tenemos claro si funciona bien o no. Lo cierto es que tenemos que esperar tres o cuatro minutos hasta que por fin llega un ascensor en el que nos metemos 5 personas. No es pequeño, pero tan lleno da sensación de agobio. Nuevo, con suelo de moqueta negra y paredes forradas en madera. En la pared del fondo, un espejo algo oscuro. Varios puntos de luz en el techo. Carteles del hotel y la cadena en las paredes y una estrecha y larga pantalla junto a las puertas va indicando los pisos en los que parará.

En la séptima planta salimos a un pasillo que se abre a derecha e izquierda. Amplio, con puertas a ambos lados, moqueta negra en el suelo. Paredes en madera clara que contrasta con la oscura (rojiza) de las puertas, en las que destacan los grandes pomos plateados. Luces puntuales y todo con un punto oscuro. Calma y tranquilidad.

Nada más abrir la puerta con la llave de tarjeta, la sensación es de que aquello va a ser muy grande. Mucho. Suelo de madera clara de lamas estrechas, pared de madera más clara todavía y un largo pasillo que acaba en un recibidor casi triangular al que se abren tres puertas.

Justo enfrente un enorme salón con un sofá doble de pie en tono marrón oscuro (algo plastificado) y dos butacas con una mesa de centro, con varios libros sobre la ciudad; y todo ello sobre una tupida alfombra. Al lado del sofá, en otra mesa auxiliar hay una lámpara y una cafetera de Nespresso con una botella de agua de cortesía. Dos simpáticas tazas de café y varias cápsulas y azúcar. Junto a la mesa, una torre altavoz de música para poner nuestro móvil. A la derecha de la puerta está el escritorio típico de la cadena, en madera con dos pequeños cajones. Sobre él una lámpara de trabajo y un montón de folletos, libros y documentación del hotel. Cerca varios enchufes. Bajo ella una papelera. Delante de ella una silla de piel algo incómoda para trabajar. Junto a ella sobre un armario una enorme televisión plana.


Lo más destacado sin duda es la enorme cristalera que ocupa de techo a suelo toda la pared del fondo. Las vistas de los cruceros atracados en la estación marítima son formidables y de la puerta principal también. Luz natural para dar y tomar, aunque contenida por un poderoso foscurit y unos visillos blancos. 

Si volvemos a ese distribuidor casi triangular con tres puertas encontramos en otra de ellas el dormitorio. Generoso. Una cama enorme con cuatro almohadas de distinta dureza y dos cojines decorativos de ganchillo gris. En los pies de la cama un plaid. Vestida con una sábana sin más. Blanca. Agradable. Sobre la cama se nos ofrece un detalle por ser cliente preferente Marriott (un bote con gominolas en forma de corazón). El colchón también es agradable. No hay cabecero, pero la madera de la pared hace acogedor el espacio. A ambos lados sendas mesillas con enfuches e interruptores de luz negros en ambas. Lámparas de noche alargadas ancladas a la pared y recubiertas de lino. No hay foco de lectura, pero la luz de las lámparas es suficiente. Con los interruptores podemos elegir dos ambientes lumínicos: la luz de las lámparas de la pared, o la luz incrustada en el armario, que da un punto más cálido a la habitación. Sobre las mesillas un teléfono, folletos de la ciudad, de un servicio de masajes y varias revistas comerciales. 

En la pared situada frente a la puerta encontramos un largo maletero en madera y piel que va desde el armario (que queda junto a la puerta) hasta la ventana. La ventana es enorme, protegida con un foscurit y con unos visillos blancos. Fuera hay una terraza algo estrecha pero con una mesa y dos sillas y fenomenales vistas a la puerta de la Catedral que está allí mismo.

El armario, situado a la izquierda de la puerta es de tres piezas con dos puertas correderas de madera y cristal. En las dos piezas extremas hay percheros, con perchas normales, y una balda de cristal. En uno de ellos la bolsa de ropa sucia y en el otro una caja fuerte. En la pieza central, sobre el minibar, de precios elevados, hay una cadena de sonido con un CD de música ambiental de la cadena. 

La insonorización interior es formidable. La habitación es tan grande que el pasillo queda lejos. La exterior es bastante mejorable. Se escucha demasiado por la noche la música de las terrazas cercanas y los gritos de la calle aunque pronto deja de sonar o el sueño les puede. El aire acondicionado es independiente para ambas estancias, pero no funciona. Tampoco es necesario. Pero no sabemos si es ruidoso o no. Se maneja desde sencillos displays con selector de potencia y temperatura que automáticamente se regula.

La tercera puerta del distribuidor, que es de cristal opaco, nos lleva al baño. Suelo de mármol verde y negro, paredes de madera como en el resto de la habitación. Todo muy limpio, luminoso y brillante. En primer lugar encontramos a la derecha el lavabo, de cristal como remate de una encimera del mismo material. Sobre ella un generosisimo set de amenities: varios botes blancos con gel, champú, acondicionador y crema hidratante, un bote de Germain de Cappuccini con crema antienvejecimiento. Bajo la encimera, en una pequeña mesa auxiliar metálica con ruedas hay dos toallas grandes, unas zapatillas de baño, un set dental, de afeitado, gorro de baño, lustrazapatos y unos kleenex. Un potente secador de pelo, un espejo de aumento para afeitarse y un espejo frente al espejo hasta el techo completan el espacio iluminado por dos puntos de luz sobre el lavabo. Uno de ellos fundido.

Un paso más adelante, y tras otra puerta encontramos, con la misma madera en las paredes y el mismo mármol en el suelo el bidet y el inodoro. Frente a ellos y separados por una mampara de cristal una ducha, y a continuación una generosa bañera blanca encastrada entre paredes de mármol verdoso. La ducha es brutal. La generosa cabina que queda entre la mampara y la bañera dispone de una ducha de teléfono, y metida en el techo una placa metálica que ofrece por un lado ducha efecto lluvia y por otro una enorme cascada de agua. Impresionante su caudal, su potencia y su temperatura. En la bañera encontramos un bote de jabón y un gel de ducha así como un par de generosas toallas de baño. Junto a la ducha, sendos albornoces con el logo de la cadena.

El desayuno se sirve en la primera planta, en un bullicioso salón acristalado. El surtido es generoso (huevos, bacon, fiambres, quesos, fruta cortada, zumos, bollería crujiente casi recién hecha, pan...) y el café de Nespresso. 

Al despedirnos en el mostrador de recepción nos preguntan por el minibar pero se brindan a ofrecernos su ayuda para custodiar nuestro equipaje o informarnos sobre nuestra próxima etapa del viaje.

Calidad/precio: 
Servicio: 8

Ambiente: 8
Habitación: 8.5

Baño: 9
Estado de conservación: 8.5

Desayuno: 8.5
Valoración General: 8.5

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