martes, 26 de septiembre de 2017

SH VALENCIA PALACE (VALENCIA)

SH VALENCIA PALACE (*****)
Paseo de la Alameda 32
46023 Valencia

Habitación: 444

Fecha de entrada: 29/04/2017
Tarifa: 152 (A+D)

Ubicado en la orilla del antiguo cauce del Turia, justo enfrente del Palau de la Música, a cinco minutos andando del centro comercial de la ciudad y a diez del centro histórico y cultural. En un moderno edificio de siete alturas, en acero y cristal marrón y rodeado de edificios de oficinas de similar porte. 

Aunque la avenida en la que ubica es grande y con fuerte tráfico, el carril lento en el que se abre la puerta hace que la zona sea un poco más tranquila. Tras pasar una, algo vieja ya, alfombra con el logo del hotel, una puerta giratoria algo lenta nos introduce en un gigantesco recibidor con techo altísimo. Las paredes de cristal a la calle llenan aquello de la luz valenciana. Suelo de granito negro muy brillante. A la izquierda tras una pared de cristal con una puerta vemos la cafetería. A la derecha varios sofás y butacas de piel marrón en capitoné incluyendo un sofá redondo alrededor de una columna recubierta de mármol retroiluminada. ‎Un poco más hacia adelante, encontramos un business corner, una zona de escaparates comerciales, más zona de descanso y tertulia... hasta que al fondo, están las escaleras que suben al restaurante y bajan al desayunador.

Antes de llegar al mostrador de recepción, ubicado frente a la entrada, un mozo se nos acerca por si necesitamos ayuda con el equipaje. El mostrador es alargado, en granito negro y contundente. Tres puestos de trabajo, aunque sólo lo atienden dos personas. Detrás hay un espacio generoso rematado con una pared de madera color rojiza con un par de mesas de trabajo y algo de sensación desordenada con algunas maletas, unas bolsas, un ramo de flores protegido por unos plásticos, algunos folios... Varios carteles de papel y electrónicos nos ofrecen algo de información sobre una app que ofrece el hotel para conocer Valencia, sobre el parking y sobre el wifi del hotel, que es gratuito, velocísimo y funciona bajo un complejo juego de contraseñas.

Un joven nos atiende amable, eficaz y rápidamente. Busca nuestros datos en el ordenador y nos asigna la habitación. Nos entrega el bienvenida para firmar, junto con las tarjetas de la habitación y un papelito con las claves del wifi. Además nos explica el horario del desayuno y nos ofrece su disposición para lo que podamos necesitar.

Unos pasos más a la derecha encontramos los ascensores. Son cuatro, rapidísimos. Junto a los botones de llamada, una pantalla digital con la hora y la temperatura. Siempre que los llamamos (estemos en el piso que sea) llega uno rápidamente. Modernos, elegantes y grandes. Paredes de acero y espejo. Techo de mármol retroiluminado, una pantalla con noticias y una columna de techo a suelo con fotos de los distintos servicios del hotel (piscina, gimnasio, restaurante, desayuno...) y su ubicación.  

Salimos a un generoso distribuidor de paredes de mármol blanco, gris y negro, y tras una mampara de cristal se abre a derecha e izquierda un ancho pasillo. Puertas de madera en color rojizo, paredes acolchadas en gris azulado, moqueta gris con algunas flores color anaranjado. Luz cálida a lo largo de todo el pasillo. Junto a la zona de ascensores, al inicio del corredor, una mesa con un sofá y un teléfono. 

Tras la puerta encontramos a la derecha la ranura para la tarjeta y un interruptor de luz. Paredes blancas en un vescom haciendo ángulos.  Suelo de madera limpísimo y bonito. A la derecha, una puerta de madera al baño. Justo enfrente de ella un espejo enmarcado en madera oscura de cuerpo entero. Unos pasos más adelante y tras una puerta de madera con un bello pomo hexagonal entramos en el dormitorio.

Luz a la raudales por la enorme ventana que se sitúa al final de la estancia. Cubierta por un foscurit, un visillo y dos cortinones en tonos arena clara, apenas se abre unos centímetros. A la derecha de la entrada, dos armarios de techo a suelo protegidos por enormes puertas de madera clara a juego con el mobiliario de la habitación. En uno un zapatero, una balda y un colgador alto con perchas antirrobo. El calzador, un lustrazapatos, ‎y la bolsa de la lavandería. En el otro el mimibar, muy bien surtido pero de precios elevados, una caja fuerte, vasos y copas, un maletero y seis cajones. 

La cama es blanca, con un plaid en tono arena con motivos florales. Sábana, manta y colcha blanca. Muy agradable y con colchón cómodo. Dos almohadas y dos cuadrantes. Algo pequeña para ser doble. Más que grande para ser individual. 

Un cabecero de la misma madera clara del resto del mobiliario sube hasta el techo. Algo retranqueado hacia adelante porque tras él se enciende alrededor una luz, que hace la estancia acogedora. En los extremos interruptores para todas las luces y un par de enchufes a cada lado. También un par de potentes focos de lectura. A cada lado igualmente sendas mesillas de madera con cajón. Sobre ellas, algunos folletos con información del hotel, un bloc de notas, un lapicero y el teléfono. 

A los pies de la cama, la pared pasa del vescom blanco a madera de techo a suelo. Sobre ella cuelga una televisión plana quizá algo pequeña, y a continuación un espejo y bajo él un generoso escritorio con cajones con un par de folletos del hotel‎, varios enchufes y un punto de luz justo encima. Una cómoda silla para trajabar. Una papelera. Entre la cama y la ventana hay una butaca color arena y sobre ella en la pared un cuadro de inspiración valenciana.

La doble puerta insonoriza mucho la habitación y la confortable cama ayudan al descanso. El aire acondicionado, que funciona desde un sencillo display lo hace silenciosamente, pero no conseguimos poner la temperatura que indica el display, debe estar limitada desde la recepción entre dos valores.

El baño es muy generoso. Suelo de granito negro y paredes de mármol blanco con vetas en gris. De frente a la puerta un enorme espejo con una zona antivaho y debajo una repisa de mármol negro todo lo larga que es la enorme encimera que se sitúa debajo. Dos lavabos. Del mármol de la encimera cuelgan dos toallas de mano, y entre medio una caja metálica con pañuelos de papel. En los grifos, caudal y presión son algo escasos. Sobre la encimera hay un enorme juego de amenities (bastoncillos, algodones, set dental, de afeitado, peine, limas...) todo ello estuchado en unas elegantes cajitas de cartón azul con el logo del hotel. Sobre una bandeja blanca de plástico dos botes de champú, dos de gel y dos lociones corporales de la marca Rituals. Dos pastillas de jabón. Un espejo de aumento y un secador de pelo de escasa potencia. Bajo el lavabo una papelera y una banqueta ambas metálicas.
 
A la izquierda, tras dos puertas de cristal opaco encontramos el inodoro y el bidet, en una estancia decorada con espejos oscuros desde media altura.

A la derecha de la puerta, una bañera con mampara de cristal. Ancha y no muy alta. Presión y caudal por la ducha absolutamente formidables. Dentro, un toallero con dos toallas de baño. El juego de lencería se completa con sendos mullidos albornoces. Todo muy limpio aunque la prestancia de alguna toalla podría ser mejor.

Por la mañana en un bullicioso salón en el sótano se sirve el desayuno. Zumo de naranja natural recién exprimido, con la máquina allí mismo. Platos calientes (huevos revueltos, bacon, judías, verduras, salchichas, chorizo...) que pueden ser cocinados en el acto. Embutidos , jamón, fiambres, quesos. Fruta cortada y preparada, cereales de distintos tipos, panes variados, bollería recién horneada, mermeladas caseras, y un café de máquina más que aceptable. Todo servido en mesa con mantel de tela, servilleta de papel y atendido con simpatía por un maitre y su equipo.

Al final, en el mostrador la despedida es algo más fría que la acogida, pregunta por el minibar, pago y eso sí, interés por nuestro descanso y por si necesitamos ayuda para proseguir viaje.

Calidad/precio: 8.5
Servicio: 9
Ambiente: 8.5
Habitación: 9

Baño: 9
Estado de conservación: 9

Desayuno: 8.5
Valoración General: 9

No hay comentarios: