viernes, 1 de diciembre de 2017

AC GAVÁ MAR BY MARRIOTT (GAVÁ - BARCELONA)

AC GAVÁ MAR BY MARRIOTT (****)
Tellinaries 33-35
08850 Gavá (Barcelona)

Habitación: 104

Fecha de entrada: 29/06/17 
Tarifa: 132 SA

Aunque el hotel está situado en primerísima linea de playa (desde el jardín se sale directamente a la arena) la entrada al establecimiento se hace desde la parte de atrás, desde una pequeña y tranquila calle llena de pinos y coches. El edificio, descaradamente moderno es de dos alturas, con unos grandes ventanales que dejan ver los pasillos en los que se abren las habitaciones. Todo en negro, con una generosa explanada-jardín delante que permite estacionar algún vehículo, acceder al parking o pasear esperando a alguien sobre un suelo sobre elevado que da la sensación de moverse. 

En un edificio anexo a la izquierda encontramos la recepción. Madera clara en las paredes, mármol blanco en el suelo. Ancha hacia los lados y poco profunda, nos recibe tras unas puertas automáticas de cristal con el mostrador justo delante. Agradable y fresca sensación. Mucha luz, que entra desde las enormes cristaleras que ocupan todo el espacio, y desde el jardín que queda a la derecha después del bar. A la izquierda una zona de sofás en tonos arena con un armario librero y alguna mesa baja. A la derecha, antes del bar, bastante tranquilo, unas mesas altas de madera, con sillas a juego con periódicos. Un totem indica la ocupación de las salas de reunión y la distribución del hotel. Un poco más allá se adivina el bar, la terraza y el jardín con piscina. Y un poco más allá todavía el mar, embravecido este día. 

Frente a la puerta, el mostrador de recepción, en madera negra. Sobre él varios folletos del hotel. Nos sorprende uno que indica que "Es obligatorio vestir adecuadamente en las zonas comunes" (es lo que tiene la cosa playera, que la gente pierde las formas). Tras él, varios cuadros redondos. Dos puestos de trabajo. Ambos atendidos. Una joven nos saluda desde el lado izquierdo. Acudimos allí. Simpatía y demás, pero otra vez el rollo del DNI (está claro que no sirve de mucho ser gold de la cadena) para que sepa la policía que esta noche duermo allí, aunque lo cuelgue en tuiter y en un blog... Nos indica el número de la habitación y la clave del wifi (que nos entrega en un folio) que es gratuito, veloz y con buena señal en todo el hotel -jardín incluído-. Un poco más a la derecha están los ascensores. Modernos. Grandes. Algo oscuros. Bien cuidados. Suelo de moqueta oscura casi negra.  Una pared de color arena, otra con espejo y otra en metal, con un cartel de publicidad de la cadena. 

Salimos en nuestra planta a un largo pasillo con enormes ventanales a la puerta principal. Mucha luz que contrasta con el negro de la moqueta del suelo, y lo negro oscuro de las puertas y lo gris de las paredes. La llave no nos funciona al introducirla en la brillante manivela. Volvemos a recepción, nos las cambian y entonces sí que abren. Sensación de frescor, limpieza, luminosidad y modernidad.

Junto a la puerta, la ranura para la tarjeta que enciende las luces. Un pasillo con pared blanca a la derecha. Suelo de madera oscura muy limpia y bonita, en toda la estancia. A la izquierda, la puerta de cristal opaco del baño, como es habitual en la cadena. A continuación el control del aire acondicionado. Muy sencillo de manejar: un selector de temperatura y un panel de intensidades, incluyendo el auto. Aunque bastante ruidoso para dormir con él encendido. Antes de entrar en la habitación propiamente dicha hay un pequeño armario sin puerta, con varias baldas. En una de ellas hay dos toallas amarillas para la piscina, en otra hay un aparato de radio con reproductor de CDs (no conseguimos sintonizar ninguna emisora) y en la más baja de las baldas está el minibar, bien surtido con aguas, refrescos, cervezas, cavas, vinos y algunos snacks. 


A continuación, la habitación. Generosa de tamaño. En la pared izquierda, pintada en negro encontramos un largo maletero en piel y aluminio. Sobre él, un cuadro en blanco y negro de motivos marineros. A continuación una generosa mesa de trabajo en madera oscura y aluminio, sobre la que hay un vade negro, una lámpara de mesa (algo escasa de potencia) y algún folleto del hotel. Bajo la mesa, una papelera y dos enchufes disponibles, aunque de acceso algo difícil. Sobre la mesa un gigantesco televisor de plasma. Quizá excesivo. La silla de trabajo comodísima, de piel y acero giratoria y con ruedas. 

A la izquierda encontramos un armario con cuatro cuerpos. Los dos de los extremos son espejos de techo a suelo. Los otros dos, dos puertas correderas de madera oscura y cristal blanco tras las que se ofrece una barra colgadora con perchas normales de madera y una balda en altura en la que se encuentran los nórdicos de las camas doblados por si fuera necesario. El interior del armario está iluminado con un punto de luz.

En el centro, dos camas vestidas de blanco, con canapés en gris bastante sucios. Sábanas suaves, dos almohadas cada una, de distinta dureza, pero quizá ambos demasiado gruesos -aunque para gustos los colores-. El colchón está quizá "demasiado trabajado" y se hunde demasiado en el centro y "gruñe" mucho al moverse. Todo ello enmarcado en un cabecero rugoso de tonos grises. A cada lado sendas mesillas de madera color acero. Sobre ellas lámparas de noche y dos brazos direccionables de lectura, de fenomenal potencia. En una de las mesillas hay un teléfono, un bloc de notas, un bolígrafo y un enchufe. En la otra no hay nada más que interruptores. Estos sólo permiten encender las luces de lectura y encender y apagar todo lo demás. No es posible otro juego de luces, lo que resta cierta efectismo a la estancia. 

A continuación de las camas, hay una vieja e incluso rota alfombra gris, sobre la que hay una butaca a juego con la silla de trabajo pero algo más desgastada y rayada y con una especie de reposapiés en acero y piel negra. A continuación un enorme ventanal que da acceso a una mínima terraza desde la que se disfrutan de fantásticas vistas al jardín y la piscina aquí delante, y a la arena y al mar, allá lejos. La ventana se protege con un foscurir y un visillo algo sucios y viejos que evidentemente no impiden demasiado el paso de la luz por la mañana.

El descanso no es del todo agradable. Aunque el entorno del hotel es muy tranquilo no dejan de escucharse ruidos durante toda la noche. La insonorización de las habitaciones no es la mejor, ni tampoco de las puertas. Se escuchan voces en habitaciones cercanas, ruidos en el pasillo como si estuvieran pintando, sonidos de aguas, golpes con sillas, pasos...

El estilo del baño es el clásico de la cadena. Generoso de tamaño. Paredes de baldosas rectangulares en color gris verdoso. Suelo de la misma madera que el dormitorio. Una encimera de cristal opaco con el lavabo. Sobre ella un bote de champú, otro de gel, y otro con loción corporal además de una pastilla de jabón en forma de pelota de golf. Dos toallas pequeñas de mano. Sobre la encimera un espejo con dos luces incrustadas a derecha e izquierda. Bajo la encimera, un ligero armarito de metal y madera ofrece el resto del set de amenities: una gamuza limpiazapatos, unos kleenex, un gorro de ducha, un set dental, un peine y una toalla extra. Junto al lavabo un potente secador de pelo. 

A la derecha, el inodoro y el bidet, de porcelana blanca. Justo al frente, una generosa bañera protegida por media mampara de cristal. La ducha, de teléfono, funciona con una excelente temperatura, brutal presión pero quizá algo justa (pero no mal) de caudal... a veces llega a "pinchar" el agua. Dentro de la bañera, una barra de acero sostiene dos grandes toallas de baño y en otra barra bajo el lavabo, otras dos de manos. La lencería en general es limpia y de buena calidad y estado. 

En la recepción por la mañana, un trámite algo frío y aburrido. La factura, la tarjeta, algo del minibar y nos vamos. Sin mucho más. 


Calidad/precio: 8
Servicio: 7
Ambiente: 8
Habitación: 7.5

Baño: 8.5
Estado de conservación: 7

Desayuno: 
Valoración General: 7.5

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