domingo, 20 de mayo de 2018

HOTEL HUSA ABAD SAN ANTONIO (LEÓN)

HOTEL HUSA ABAD SAN ANTONIO (****)
Complejo Asistencial de León
Altos de Nava s/n
24071 León

Habitación: 211
Fecha de entrada: 14/11/2017
Tarifa:

Ubicado lejos del centro de la ciudad, pero junto a la ronda de circunvalación de la misma y a la misma puerta del Hospital Universitario de León. Un edificio moderno, construido sobre el inmenso parking hospitalario abre sus puertas en una amplia y desangelada explanada en la que encontramos cafeterías, tiendas de regalos, quiosco... Tres pequeños escalones o una rampa nos sitúan ante un edificio enteramente de cristal, de una planta que alberga la recepción. El resto del edificio resulta complicado encontrarlo porque la entrada está en la máxima altura del mismo y las habitaciones se encuentran en plantas hacia abajo aprovechando el talud del terreno. Luz a raudales durante el día y también durante la noche, porque todo el perímetro del edificio aparece iluminado con potentes focos.

Una enorme puerta giratoria de cristal sobre la que ondean unas cuantas banderas, nos deja en una también desangelada recepción: suelo de mármol color arena, luces frías, paredes de cristal y poca calefacción. Apenas hay una mesa decorativa. A la derecha, como si de un saliente se tratara aparece un cuerpo de madera que alberga el mostrador de recepción: robusto, potente, separador. Tras él un caos de maletas, una estufa, papeles y algunas carpetas. Debemos llegar en hora punta porque tenemos que esperar bastante rato a que nos atiendan. Hay tres clientes delante y la recepcionista, una simpática y amable joven se desvive por cada uno de ellos y por explicarnos todos los servicios del hotel: horarios, parking, opciones de cena, clave del wifi (que funciona a buena velocidad aunque se corta cada x tiempo)... Nos pide el DNI y una tarjeta de crédito, pero mientras trabaja con ello, nos va contando cosas. Al final, nos dice "y ahora, por fin, bienvenido". Bien hallado.

Dos pasos más allá en una zona de la recepción con la luz algo más tenue encontramos los ascensores. Hay tres. Uno dedicado en exclusiva al parking. Puertas metálicas, interior también metalizado pero opaco. Un espejo en la pared del fondo. Dos carteles anuncian la carta y los servicios del restaurante. Poca luz, frío. Moderno pero bastante usado. Nos deja en un distribuidor iluminado con una horrible luz fría como de hospital. Allí se abre el pasillo de las habitaciones: largo, enmoquetado en color vino, con una luz más cálida y con algunos sofás. Se abren a la derecha las habitaciones y a la izquierda con una barandilla de cristal una balconada a la que también se abre el piso inferior.

Tras la puerta, el espacio es muy generoso. Enorme. Suelo de madera oscura muy limpio y cuidado. Paredes pintadas en tono claro. A la izquierda la ranura de la luz y la puerta de madera del baño. Un paso más adelante el display del aire acondicionado: rueda de temperatura, y dos botones uno de encendido y otro de potencia. Funciona con el formato automático, y en su posición más suave, apenas hace ruido. A la derecha, un feo registro de luz y a continuación las enormes puertas de cristal opaco del armario. Iluminado por dentro, ofrece una zona de baldas, colgador con perchas antirrobo, una caja fuerte y un minibar vacío.

El dormitorio es gigante. Quizá algo desangelado. Poca luz, pero adecuada y cálida. Dos lámparas en la pared sobre las mesillas, un punto de luz en la entrada y una lámpara de pie junto al escritorio. Sensación de calidez. Dos camas vestidas con un nórdico y decoradas con un plaid marrón claro a juego con un cojín se sitúan bajo un corto cabecero de madera oscura. Sobre él, en la pared de marrón chocolate cuelga una lámina a color de un castillo. A cada lado de las camas, mesillas con interruptores para apagar todas las luces y en una de ellas (la que tiene el teléfono y un bloc de notas con un lapicero) un enchufe disponible. Colchones y almohadas son cómodos y el descanso se hace sencillo. Los alrededores del hotel son tranquilos y la insonorización tanto interior como exterior es bastante aceptable. 

A los pies de la cama hay un espejo sin marco y una puerta que debe comunicar con la habitación contigua. Junto a ella, un armario que hace las veces de maletero y escritorio. No está viejo pero da la sensación. Algo incómodo al tener el reborde del mismo chapado en metal. Sobre el escritorio un bade, la carta del room service, una encuesta, un libro sobre León, el mando a distancia de la TV, dos enchufes disponibles y la TV colgada de la pared. Bajo él, una papelera y una silla de piel bastante cómoda.

Un enorme sofá de piel negro, que se puede convertir en cama, una butaca tipo chester muy trabajada y una mesa redonda de metal de aire algo retro completan el mobiliario junto a la ventana, que da a una calle tranquila de las de acceso al Hospital aquí y a los campos exteriores de la ciudad allá. Todo protegido por un foscurit y por un visillo en tono crudo, que no terminan de parar toda la luz del exterior, especialmente al amanecer.  habitación.

El baño resulta generoso de espacio. Suelo porcelánico en marrón oscuro. Paredes en marrón claro. A la izquierda de la puerta el bidet, junto al que hay una cajita de plástico con bolsas higiénicas, y el inodoro, con la cisterna incrustada en la pared y un curioso pulsador para su descarga. Sobre él, un toallero, algo desvencijado y suelto de la pared, con dos toallas de ducha. A la derecha una larga encimera de madera, quizá algo baja recoge un pequeño y moderno lavabo. Sobre él, un gran espejo. Un bote anclado a la pared provee de jabón. El set de amenities se completa con una cajita de pañuelos de papel, un gorro de ducha, un lustrazapatos, un peine y un par de vasos de cristal. En la pared de la derecha hay un espejo de aumento y un secador de pelo de escasa potencia.


La bañera resulta muy baja, lo que favorece su acceso. Protegida por una mampara de cristal con unos vinilos. La grifería es moderna, rematada con una alcachofa normal que funciona con un excelente caudal de agua, presión y temperatura. Lástima que también para el cuerpo el champú/gel sea un bote de esos anclados a la pared.

Por la mañana, en un frío y acristalado comedor contiguo a la cafetería del hospital se sirve un prescindible desayuno. Mesas con mantel de papel rojo, servilletas de papel. Un corto surtido de frutas preparadas, zumos de máquina, algo de fiambre y quesos, huevos revueltos poco atractivos, tortilla de patata, bacon, unos bollos algo secos y dos ruidosas máquinas de buen café. 

En el mostrador de recepción, una joven simpática nos prepara la factura a toda velocidad y nos desea un buen viaje. 

Calidad/precio:
Servicio: 7.5
Ambiente: 6.5
Habitación: 8
Baño: 7
Estado de conservación: 8
Desayuno: 6

Valoración General: 7 

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